La depresión

 

 

Cuando vemos "los toros desde la barrera" es muy fácil decir lo que se debe hacer, cómo y hasta cuando. Encontramos soluciones para todo el mundo siempre y cuando no estemos involucrados. Es fácil hablar del dolor que no sentimos, del amor que no perdemos, de los problemas que no tenemos y de la vida que no vivimos.  ¡Somos muy sabios cuando la espina no está clavada en nosotros ! ...

Las altas y bajas son algo común para todos. Nadie vive en línea recta.  Algunas personas soportan con mayor facilidad las subidas y descensos en la vida que otras, así como unas adquieren ciertas enfermedades y otras no. Hay cosas que no se controlan, pues si pudieramos elegir, optaríamos siempre por una vida sana.

La depresión es una enfermedad como cualquier otra, no un capricho de alguien que desea más de lo que la vida puede ofrecer.  Solo quien pasó o pasa por eso sabe entender lo que es.  Y, como cualquier enfermedad, debe ser reconocida, entendida y tratada como tal.  Desafortunadamente no todos estamos preparados para ayudar en un caso así e intentamos resolver los problemas mostrando que existen otras personas más desafortunadas. Pero no es posible minimizar el dolor de alguien haciendo que compare su infelicidad con las miserias del mundo. Nadie puede sentirse mejor porque afuera haya más sufrimiento. Si así fuera, sería fácil irnos a dormir felices todos los días con solo ver o leer las noticias.

 Claro que en muchas ocasiones vemos una situación triste y pensamos en la bendición de no estarla viviendo. Es algo normal en todos, nos hace reflexionar sobre la realidad de la vida. Pero, si nos pasamos la vida con comparaciones no vamos  a llegar a ningún lado, pues siempre existirán parámetros diferentes y acabaremos por sentirnos perdidos.

Es preciso respetar el dolor y el sentimiento del prójimo así como respetamos los límites de su jardín. Cada vida es única, es propia. Podemos ayudar a una persona depresiva mostrándole el lado bello de la vida, dándole razones para que vea más allá del horizonte,  para que cree objetivos y crea en ellos. Podemos sacarla del aislamiento en que se encuentra brindándole palabras de conforto y amistad, haciendo que se sienta amada y útil. Decirle a alguien con depresión que sus problemas son mínimos porque existen cosas peores en la vida, no lo hará sentirse mejor.

Cuando Jesús se dirigió a las personas con problemas y ansiedades,  mandó que reposaran viendo los lirios de los campos y las aves en el cielo, señaló las cosas bonitas y alegres, nunca mencionó que vieran a los necesitados. Y Él tuvo, también, Sus momentos de dolor, tristeza y lágrimas, como cualquier ser humano.

La solución de los problemas empieza reconociéndolos. Tener amigos que puedan comprender ya es un paso en la dirección de la cura. Comprender el dolor de alguien le infunde seguridad. Y, ya segura, una persona podrá levantarse y recomenzar su camino; es toda la ayuda que debe tener.

¿Depresión ? Una enfermedad, es cierto. Y los médicos son útiles. Los Amigos son preciosos. Las oraciones son imprescindibles.

 

Letícia Thompson

contact@leticiathompson.net

- Versión en español por Eduardo e Irany Lecea -

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